"No es posible asegurar el futuro. Sólo es posible perder el presente" -Ivan Klima-

sábado, 17 de marzo de 2012

Protección de datos: Medidas desesperadas



El otro día recordé un episodio que nos ocurrió hace un tiempo cuando un familiar (para salvaguardar su anonimato le llamaremos "tío Juanito"), en un arrebato tecnológico, se compró un Ipad.

Como correspondía a su generación, la tecnología más avanzada a la que estaba acostumbrado era una tostadora-radio que tenía en la cocina (no entiendo como no se hicieron más populares, ya que era una idea fantástica de fusión de dos elementos clave en una cocina). Siempre tuvo inquietud por la innovación tecnológica, llegando a poner un transistor encendido con la misma emisora en cada estancia de la casa, pudiendo escuchar la radio durante el trasiego matinal por la casa sin necesidad de los molestos auriculares del walk-man. Fue por tanto, precursor del hilo musical (un adelantado a su época).

El caso es que primero fue el PC de sobremesa, y finalmente dio el gran salto, encargó un Ipad antes que saliese incluso en las tiendas. Como en Apple son muy modernos, tanto en sus establecimientos oficiales como en los grandes almacenes  exponían las nuevas tabletas Ipad permitiendo que los posibles compradores pudiesen probarlas.

Así, fuimos una tarde antes de recibirlo a unos grandes almacenes (para evitar publicidad y salvaguardar su anonimato los llamaré E.C.I.) a probar el nuevo Ipad. Una vez que estuvimos allí, comprobamos las utilidades de la última novedad tecnológica del momento, que presumía de ser intuitiva y "apta para todos los públicos".

Una vez que entramos en las aplicaciones (Apps para los modernos) del novedoso utensilio (tablet para los modernos), pudimos acceder a Internet primero, y a la cuenta de correo electrónico a modo de prueba. Cual fue nuestra sorpresa, cuando intentamos cerrar la sesión de la cuenta de correo. ¿Pero esto no era para tontos? Intuitivo es cuando metes el dedo en aceite hirviendo y tu cuerpo te pide que levantes la mano de la sartén y maldigas a San Koipesol (o San Carbonell según te dé).

Resumiendo, no fuimos capaces de hacer buen uso del intuitivo sistema y tuvimos que llamar al responsable de la sección de informática de los grandes almacenes de E.C.I. que acudió presto y voluntarioso. Tras unos minutos de lucha encarnizada con la tableta, el encargado claudicó y se dio por vencido indicando que no era capaz de cerrar la sesión de correo electrónico, por lo que debería llamar al técnico especialista de Apple, que tenía que solventar el problema. Eso me recordó al chascarrillo del mecánico cuando le llevas el coche, lo enciende, tuerce la expresión y te dice: "No me gusta como suena. Esto va a ser la trócola. Habrá que pedirla a Alemania"... Pero, ¿qué demonios es la trócola? y ¿por qué nadie en España tiene trócolas por si acaso?

Mientras tanto, ya que la tableta estaba "encadenada" sin remedio al aparador, a disposición de cualquier cliente curioso, había que tomar una decisión drástica para salvaguardar nuestra intimidad y que cualquiera no pudiera acceder a nuestro correo electrónico después de nuestra marcha. Así que el encargado, con buen criterio (para eso es "encargado"), ni corto ni perezoso se hizo con una bolsa tamaño mediano de sus almacenes E.C.I. e introdujo la tableta Ipad dentro, cerrando con cinta aislante finalmente la bolsa para acabar de proteger la tableta. Con ello quedó salvaguardada nuestra intimidad hasta la llegada de la trócola alemana, perdón, del técnico de Apple.

Recuerdo esta praxis de protección de datos con cariño, como anécdota para contarla en las cenas con amigos... o escribirlo en un blog. Eso sí, yo también me esmero en proteger sus datos. Saludos a los empleados de E.C.I. y en especial al encargado de la sección de informática.

"Los ordenadores nacieron para resolver problemas que antes no existían" -Bill Gates-
"...y para crear otros que tampoco" -Un servidor-


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